jueves, 23 de octubre de 2014

Euforia, decepción y un nuevo comienzo

La última noticia que habéis tenido en el blog fue la "futura" batalla contra Arcadia en el rev Reinos de Thalesia. Soy consciente de que de eso hace ya semanas, pero han pasado muchas cosas antes de poder escribir esta entrada.
Fui ese día 11 de octubre al campo de batalla con una mezcla de nervios, tensión y ganas de que todo acabase de una vez. La verdad es que no acudí muy animada porque no sabía qué nos iba a esperar allí. Nuestro bando llevaba semanas comiéndose la cabeza por la tremenda ayuda que Arcadia estaba recibiendo de Baltia, y que nos sorprendió días antes con 64 respawns. La verdad es que nos acojonó, y mucho. En gran parte, porque además nos sospechamos que habrían gastado koronas también en mejorar sus fichas, aunque también influenció el hecho de que de golpe aparecieron muchos más soldados en su grupo, superándonos por bastante. La necesidad nos puso las pilas, y contratamos a 4 mercenarios, pero uno de los nuestros falló ese día y no pudo venir a combatir. Así que contamos con 12 guerreros, y nuestro senescal nos aportó 6.500k para usar ese mismo día, aunque una vez allí vimos que teníamos acceso a la totalidad de las arcas y aproveché para coger un poco más a modo de inversión. Tiramos de estrategia y, como teníamos que cambiar casi todas las fichas (malentendidos de reglamento y habilidades que nos habían dejado totalmente cojos y mancos respecto a cómo queríamos armarnos), aprovechamos para hacernos contrafichas después de haber visto las suyas en la web.
La batalla comenzó con mucho retraso, aproximadamente a las 13:00 pese a estar programada para las 11:00, y varios miembros de nuestro bando tenían que irse en breves, así que establecimos una estrategia a toda prisa y nos lanzamos a lo loco, al menos para llevarnos por delante a los que pudiésemos antes de que nos diesen una paliza. Para poneros en nuestro pellejo, decir que éramos 12 contra 16, y aunque habíamos conseguido la misma cantidad de respawns, tenían la ventaja táctica: ellos elegían el campo y la zona en que estaría su respawn. El campo era una ladera un poco empinada, llena de árboles, y mientras nuestra zona de respawn estaba al pie, la suya estaba justo en la cima. Supongo que su táctica era agotarnos a base de bajar y subir, mientras ellos no se movían de su zona de confort, cerca de su respawn para no cansarse, obligándonos a correr si no queríamos que la inferioridad numérica se notase excesivamente.
Nos dividimos en dos grupos de 6, con una sanadora en cada grupo. Comenzamos a subir, intentando no precipitarnos. Su grupo se dividía en tres, con 3 personas a cada lado y 10 en el centro, pegadas a su respawn. Decidimos bordear completamente el campo para que no nos pillase el grueso de lleno, y comenzó la batalla. El otro grupo llegó antes, haciendo que la atención de la mayoría se dirigiera hacia ellos, lo que nos permitió atacar sin que el reducido grupo al que nos enfrentábamos recibiera refuerzos inmediatos. 6 contra 3 desequilibraba la balanza a nuestro favor, y cuando se dirigieron a base para resucitar fue cuando al fin salieron el resto. No debieron preveer que los flancos cayeran tan fácilmente, porque ahora se encontraban semirrodeados, mientras nosotros cerrábamos la formación en cuña (algo improvisado y que todos hicimos sin apenas mediar palabra), y empezaron a verse aprisionados, ya que no podían entrar en la zona de respawn y eso suponía que tenían un muro a sus espaldas.
Mi percepción del combate pareció distar un poco de otras percepciones, algo que explicaré más adelante. Los nervios me jugaron malas pasadas, olvidando los detalles de la ficha que había tenido que cambiar. Mi primer error fue morir sin hacer uso de mi regeneración, ni durante la batalla (hasta al menos 15 o 20 minutos después de que empezara el combate y que varios a mi alrededor se hubieran regenerado varias veces) ni cuando me quitaron todos los puntos de vida y bajé directa al respawn sin esperar en el suelo para ver si regeneraba o me curaban. Volví a subir corriendo y a entrar a la batalla en un hueco que vi desprotegido en la fila. Segundo error: golpe en mano, que, por costumbre, no sólo no conté, sino que además grité "mano" para indicar que no me habían hecho punto, aunque en este caso en el bando contrario me corrigieron amablemente, haciendo que me retirase un poco porque eso suponía quedarme a un solo punto de vida. Tercer error: olvidando que tenía 3 puntos de resistencia a la magia, accedí a una ceguera de nivel 1, tirando las armas y tapándome los ojos con ambas manos, justamente estando frente a cinco enemigos que se me echaron en cima. Fui consciente de un grito de un compañero que se puso ante mí para protegerme, y al que ayudaron al menos dos más, uno de ellos tan pegado a mí que creí que caeríamos ambos de culo ante la presión del bando contrario. Pero no fue así, aguantamos de alguna manera y pude recuperarme sin morir. Ahí fue cuando dije en voz alta: "Soy gilipollas", y recuerdo bastantes risas de mis compañeros que me habían oído y eran conscientes de la anécdota. A partir de ahí vi que estábamos aguantando firmes, con alguna muerte que íbamos supliendo en la línea en lo que tardaba en volver corriendo, y mis temores fueron desapareciendo poco a poco.
Hubo algunos avisos, una lanza que cimbreaba demasiado y que su portador usaba de forma un tanto peligrosa y haciendo metralleta, una chica que no controlaba la fuerza de los golpes, hechizos lanzados sin decir las palabras que los árbitros dijeron que eran obligatorias (aunque en este caso la verdad es que a mí no me importó en absoluto porque hacía el juego más ágil y en medio de un combate esas cosas se te pueden olvidar fácilmente), una compañera que fue reprendida por lanzar hechizos de forma muy continuada y que para evitarlo comenzó a contar en voz alta para calcular mejor el tiempo... Para mí, cosas poco importantes, desde luego mucho menos de lo que mis temores habían imaginado, como trampas, malas intenciones, explosiones de rabia, antideportividad... Y fui comenzando a disfrutar la batalla, a relajarme, a jugar de forma menos ofensiva y más amistosa. Decidimos retrasar la línea de combate para no tenerlos tan acorralados y que se movieran con mayor facilidad, aunque la verdad es que apenas bajaron pese a sus quejas de que los acorralábamos.
Y en algún momento fui consciente de que casi todo su bando se encontraban en la zona de respawn sentados, y que su comandante estaba retirando al resto del campo de batalla. Y así, solo contra todos nosotros, gritó que Arcadia se rendía, y se lanzó hacia nosotros, quizá en un último intento de matar a un cabecilla, quizá de intentar llegar hasta mí para quitarme el último punto de vida que, casualmente, me quedaba. Sólo sé que de repente, los que se encontraban a mis lados se adelantaron, cerraron formación y al pobre le llovieron golpes por todos lados. Y así terminó el combate, asombrándonos el resultado: sólo habíamos gastado 11 respawns, y el que más veces murió fue uno de los mercenarios con un contador de tres muertes. Le di la mano a todo el equipo contrario y bajé a nuestro respawn. Algunos tenían que irse ya, así que nos sacamos unas fotos en la emoción del momento, y nos reunimos con el árbitro para comentar trampas o errores que habíamos visto, que realmente eran bastante pocos. Me reuní con los otros dos árbitros y el cabecilla del otro bando para exponer quejas, y mi primer momento de perplejidad fue que, mientras nosotros llevábamos sólo un par de las cosas que más graves y peligrosas nos parecieron en ese momento, ellos habían completado la carilla de un folio con quejas, e incluso hubo insinuaciones de trampas intencionadas en nuestro equipo como no contarse golpes. Si bien no conozco a todos completamente, entreno asiduamente (mínimo un día a la semana) con 7 de las 11 personas junto a las que combatí, y las conozco lo suficiente en combate como para saber que no son de los que no se cuentan los golpes, antes al contrario, se cuentan hasta roces que no se notan, y de 2 más de los otros sé que son realmente buenos combatiendo y no creo que tuviesen motivos para hacer trampas de ese tipo. Lo achaqué a la frustración de haber perdido, a la falta de experiencia de muchos de sus jugadores (que nos confesaron que nunca habían participado en uno de estos eventos antes), y a percepciones erróneas agravadas por el mismo miedo a la existencia de trampas en el bando contrario que nosotros también teníamos al principio del combate.

Pasaron los días, y comenzaron a llegarnos rumores de quejas masivas, mails a los organizadores de Thalesia tachándonos de tramposos, indirectas de cosas que se hicieron, previa explicación bien clara de los árbitros cambiando algunas cosas del reglamento (manos y pies son válidos, las magias de curación entran sin tener en cuenta la resistencia mágica, pasar armas que no eran totalmente seguras para evitar que nadie se quedara sin arma, incluso pasar un boffer como porra porque era totalmente segura), argumentando que se habían hecho a propósito. Las mayores quejas, por lo visto, fueron que nos hacíamos los inmortales y que golpeábamos en la cabeza a propósito para hacer daño (vi gente parar, rodeada de enemigos, por haber dado sin querer en la cabeza a otra persona, y preguntar si se encontraban bien, y a los del equipo contrario responder de malos modos o mandarlo directamente a la mierda). Y el buen rollo que me invadió ese día, en el que decidí olvidar todas las disputas que pudo haber en el pasado, se esfumó de golpe. Quiero pensar que se exageraron las cosas por parte de mis "chivatos". Pero desde ese momento me di cuenta de que así no íbamos a ninguna parte, e incluso empecé a retomar la idea de la campaña pasada de no participar más, de dejar el juego para evitar que los malos rollos personales siguiesen interfiriendo en un juego al que cada vez se estaba apuntando más gente.
Y una nueva sorpresa: a través de la página de La Guardia del Lobo, gente del reino de Artabria, leo que Thalesia cierra y que la asociación organizadora pone fin a toda actividad. Sin explicaciones, sin avisos y sin nada de nada. Simplemente desaparecieron del mapa. Esto nos dejó a todos perplejos. Hacía un tiempo que la organización venía quejándose de que se encontraba sobrepasada por la inmensa cantidad de jugadores, por las reestructuraciones constantes de reglamento y por la falta de voluntarios y árbitros, pero creo que nadie se esperaba un fin tan abrupto y sin despedida.

Y se empezó a buscar en la Guardia una forma de no perder todo lo que habíamos construído. Ante la incertidumbre hicimos piña, y comenzaron a surgir ideas para un nuevo ReV, más pequeño y simple. Hay que decir que la idea surgió de Joseba e Iker, y casi todos fuimos apuntándonos al proyecto. Y poco a poco comenzaron a unirse otros reinos que, como nosotros, no querían que todo el trabajo de estos meses se fuese por el desagüe. Y así estamos ahora, muchos núcleos con la intención de retomar la idea de Thalesia, pero intentando mejorarlo, aportando más gente, más ideas y cambios con los que podamos sacar adelante un proyecto muy ambicioso, muy exigente, pero que podría unir el rol en vivo de toda la península.
¿Y si no sale adelante? Bueno, en ese caso nos quedaremos con toda la experiencia que nos ha aportado este juego y la gente que hemos conocido, y puede que más adelante estemos más preparados para hacer algo grande en España.